En el colectivo húmedo de las seis y algo de la tarde, en el apretujamiento de la muchedumbre, veía por las ventanas, como la gente se cubría con paraguas y camperas, esperando al siguiente colectivo, cada una de esas personas estaba equipada con lo necesario para estar debajo de la lluvia, sin mojarse y sin pasar frío.
Viendo a la gente mas allá de sus abrigos, pensé que todos estaban preparados para enfrentar aquella lluvia, pensé por un lado que si su objetivo era no mojarse, debían estar satisfechos por haberlo logrado, por anticiparse a la naturaleza, desafiarla desde algún punto y ganarle.
El semáforo seguía en rojo, el colectivo detenido.
amarillo,
verde... y nuevamente arrancó el viaje, dejandome ver a la última persona de la parada del colectivo, una muchacha, saquito ligero y no más que eso, estaba contenta y me hizo ver que a veces, no estar preparado para lo que viene, hace que no te pierdas lo que hay.
Lo siento mucho gente con paraguas, se perdieron una hermosa lluvia. (y me incluyo en los lamentos)
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