Aquellas manchas de humedad desprendían la pintura blanca de la pared, cercano a ello una creciente mancha de algún tipo de hongo iba colorando el techo de un negro grisáceo que me deprimía visualmente.
El ventilador del techo giraba inconstantemente, haciendo chillidos, dándole a uno la impresión de que éste se fuese a caer.
Y calló.
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