martes, 17 de noviembre de 2009

Un río.
En el río una figura.
La figura se transforma en cuerpo.
En el cuerpo tiene un alma.
Se mueve, se estira, se contrae.
Genera burbujas.
Sus cabellos se mueven como sedas, en toda una gama de colores oscuros, pero muy brillantes.
Los dedos de sus manos se separan, dejando espacios grandes entre dedo y dedo.
Sus piernas patalean queriendo seguir flotando.
Y de pronto se olvida que está en el río.
Piensa que está volando.

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