Creemos en dioses, en objetos de la suerte, en tréboles de cuatro hojas
Creemos en cosas superficiales, en cosas profundas, en cosas místicas.
Creemos en que la sal es salada y el azúcar dulce.
Creemos en gente que no vemos, en gente que no conocemos.
Confiamos nuestra vida a todo el mundo y no se la confiamos a nadie.
Necesitamos de apoyos externos porque el propio no cuenta.
Pocas veces hacemos lo que nos gusta y lo que le gusta al otro.
Nos cuesta satisfacernos y estar conformes.
Y siempre nos conformamos.
Somos capaces de apoyarnos sobre todos y todo, creer en todo y todos, por el simple hecho de ser tan inseguros y de no creer ni en nosotros mismos.
Carecemos de ingenio, confianza y lógica.
Pero después de todo está bien, porque somos humanos.
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