Tenés un boleto para viajar,
Su trayectoria se alarga y se acorta dependiendo de tus ganas de vivir.
A mitad de viaje viene el boletero a chequear los boletos y a fijarse que ninguno esté siendo desperdiciado o para verificar que todos estén en fecha correcta.
Algunos al verlo entrar deciden bajarse antes de ser echados.
Otro se quedan muy felices y seguros en su asiento, con el boleto en mano, orgullosos.
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