lunes, 26 de octubre de 2009

Solemos regalarlas porque es lo mas cercano a ese concepto que llamamos "p e r f e c c i ó n".
Se vuelven irreales, al punto tal en que creemos que son de plástico, como si estuviesen pre-diseñadas.
De diversas texturas y colores, siempre suaves, tersas, variadas formas y tamaños.
Pero siempre perfectas.
Creo incluso, que la palabra perfección se invento mirándolas, en base a ellas.

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