Doy un paso, muevo un pie, muevo el otro. Me afecta.
Doy media vuelta, cambio el rumbo, inclino mis piernas. Me afecta.
Piso un charco, salpico. Me afecta.
Cierro los ojos durante algo mas que un segunto, los abro. Me afecta.
La señora del bolso grande golpeó mi cintura. Me afecta.
No existe la libertad de espiritu, Ni la libertad de sentidos, Ni la libertad del mismo cuerpo.
No hay hora, ni momento en que nuestros cuerpos esten libres, completamente liberados de otro cuerpo, de un cuerpo ajeno. O no hay instancia en que nuestro cuerpo si se encuentra solo, no desee la compañia de otro-
Acostumbrados a las multitudes, al cemento, a las casas cuadradas, a creernos libres de una libertad inexistente. A estar rodeados de creencias, reglas sin sentido y filosofias que no se aplican en ningun caso humano y real.
Estamos, mejor dicho, Somos la contradiccion misma. El hacer y el decir nos juegan en contra, nunca, o muy pocos logran hacer lo que piensan y pensar lo que hacen.
Las reglas no fueron creadas para romperlas, directamente fueron mal creadas, ninguna va de la mano con la lógica y no es que necesiten logica pero un minimo de sentido les vendria bien.
Entonces siempre, se nos vuelve inevitable el echo de queres escapar. Escapar por una fracción de segundo de eso que constantemente esta ahi. Cosa que nisiquiera se llega a sabes que es.
Y cuando se escapa, cuando se logra escapar...
Es en el segundo siguiente en que el cuerpo vuelve a todo eso, se vuelve a encerrar. Y ahora, cargado con todo eso que ya todos saben , que se llamó libertad momentanea. Que duro poco pero se sintió tan bien. Pero que a veces termina costando más de lo que valió-
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